Felipe VI regresó a Oviedo para presidir la entrega de los Premios Príncipe de Asturias, pero en esta ocasión lo ha hecho como soberano y no como hasta ahora, en su condición de heredero de la Corona- “siendo un niño, entregué en este mismo teatro los primeros premios y pronuncié mi primer discurso en público”, recordó, añadiendo que “se comprenderá, por todo ello, con cuánta emoción he regresado —ahora como Rey— para hacer entrega de los Premios y presidir esta ceremonia”.
Y tendrá que volver hasta que su hija Leonor, como princesa de Asturias, le releve en esta función, como él hizo antes con su padre. Además, lo hará con la nueva denominación: Premio Princesa de Asturias, aunque cuando lo anunció públicamente, le traicionó el subconsciente y convocaba una nueva edición de los galardones “Príncipe de Asturias”.
Y queremos detenernos en los mensajes del discurso del monarca- Carlos Fuente ya hizo un profundo análisis de la ceremonia-, puesto que el discurso del rey es un elemento también importante dentro de este magno evento. Y además, destacamos la frescura y espontaneidad con que lo pronunció.
El soberano, en sus palabras puso de manifiesto que la sociedad necesita “referencias morales a las que admirar y respetar; principios éticos que reconocer y observar; valores cívicos que preservar y fomentar”. Todo un explícito mensaje y más aún de un tiempo a esta parte. Y aludió a esa conciencia social, que “es con la que debemos fortalecer nuestra vida en común”. La convivencia tan necesaria, fue subrayada en su parlamento en estos Premios: “Queremos también una España alejada de la división y de la discordia. Por eso, ante las Cortes Generales el pasado 19 de junio, señalé el deber y la necesidad de garantizar y ─al mismo tiempo─ de revitalizar nuestra convivencia”. Y luego precisó: “Respetar y observar ese marco constitucional y democrático es la garantía de nuestra convivencia en libertad. Es la garantía necesaria para que todos los españoles puedan ejercer sus derechos, para que las instituciones y los ciudadanos cumplan con sus deberes y asuman sus responsabilidades, y para que funcione ordenadamente nuestra vida colectiva”.
Debemos también cuidar y favorecer nuestra vida en común, dijo Felipe VI, quien concluyó parafraseando a Miguel de Unamumo: “Haced riqueza, haced patria, haced arte, haced ciencia, haced ética”. Etica, valores, convivencia, moral… en más de una ocasión hemos puesto de relieve la necesidad de observar estos principios por parte de nuestros representantes públicos, dado que ejercen una función institucional que les confiere unos privilegios sociales y protocolarios, pero también tienen que ganarse ese prestigio y ahora, nuestro rey, lo ha recordado.
Atravesamos una crisis institucional por mor de la pérdida de esos valores cívicos, éticos y morales. Observando la escena pública de las últimas semanas, el que el Real Decreto de Precedencias en el Estado esté obsoleto, se nos antoja casi como algo anecdótico.
Archivos Mensuales: octubre 2014
Estar en la lista
Las “peripecias” del joven Francisco Nicolás Gómez Iglesias, que en los últimos días han tenido amplia repercusión en los distintos medios de comunicación, nos inducen a hacer una reflexión relacionada con el funcionamiento de esta sociedad.
Su historia ya se conoce y pone de relieve como dominaba el arte de la representación social, relacionándose con relevantes personajes de la vida política y empresarial, con lo que además tenía su propio “álbum de fotos” para demostrar esta vinculación y de esta manera, deambulada por distintos escenarios sociales, incluso atribuyéndose representaciones que por supuesto no ostentaba y con las que adquiría un caché social.
Y entre esas incursiones en la vida social, llamó a atención su presencia en el besamanos de la recepción oficial que ofrecieron los Reyes Felipe VI y Letizia tras la coronación, circunstancia ésta que suscitó su polémica porque la empresaria Catalina Hoffman, propietaria de las residencias Vitalia, que era quien le precedía en el besamanos, ha negado que fuera ella quien le facilitó la presencia en el mismo, como se dejó entrever en el atestado policial-según publicó elconfidencial.com-,aduciendo que tampoco tenía opción porque “su invitación como Premio Príncipe de Girona era sólo para uno», según fuentes de su grupo empresarial, que además subrayaron que fue sola al Palacio Real “respondiendo a una invitación individual, personal e intransferible». La Casa Real, por su parte, no facilitó información sobre el tema, habida cuenta que el proceso est bajo investigación judicial.
La cuestión es que si esto ha sido así, cómo alguien puede acceder a un acto de estas características, donde además los asistentes acuden por rigurosa invitación y están contemplados en un listado minuciosamente acrisolado. Por eso, la reflexión que hacemos es a propósito de la importancia que tiene en cualquier acto configurar una lista de invitados debidamente cotejada y no sólo que éstos tienen la obligación de confirmar su presencia, en el tiempo oportuno, sino que cuando comparecen en ese evento, el control de acceso tiene que ser concienzudo y si alguien no aparece en esa lista, entonces se establecen unas pautas de actuación que permitan tomar las decisiones adecuadas.
Para algunos, es primordial aplicar aquello de que “si no te ven, creen que no existes” y en la sociedad actual, hay auténticos “profesionales” de la vida social que hacen lo posible y usan todos los mecanismos para estar en un acto y, por lo tanto, aparecer en la lista de invitados.
La sociedad nos necesita
Expertos en protocolo y organización de eventos, profesionales de este sector, especialistas en esta materia tan específica como la nuestra…formamos un entramado de cualificados técnicos y cuyo trabajo es necesario en la sociedad actual.
Antes, esto del protocolo estaba únicamente adscrito al ámbito institucional y era un ejercicio propio de los estamentos de la Administración pública. Pero la sociedad evoluciona y ahora esta disciplina se aprende en la Universidad dado que está reconocida como grado. Hace años, los conocimientos de esta especialidad fundamentalmente se adquirían cuasi por tradición oral, transmitidos de una a otra generación, pues, salvo contadas excepciones, no se impartían en centros académicos “ad hoc”.
Hoy, nuestra actividad está abierta a todos los espectros y estamentos de la sociedad, pues nos dedicamos a la gestión y organización de eventos, y con ello, abarcamos no sólo el ceremonial de protocolo entendido como tal, sino toda la logística y todo el operativo específico en la tramoya de un acto, al margen del ámbito de éste (social, deportivo, empresarial, universitario, institucional…)
Desarrollamos nuestra función desde el interior y nuestra misión es organizar un evento óptimamente, cuidando los más mínimos detalles. Con esa premisa, trabajamos los profesionales de este sector y por ello reclamamos que nuestro trabajo se valore correctamente. Y de esta manera, se garantiza una continuidad y una salida profesional, de la misma manera que sucede con otras actividades laborales.
No nos cansaremos de reivindicar el lugar que nos corresponde como tales profesionales en la sociedad que nos toca vivir y porque sólo la organización de un evento cuando está avalada por especialistas reconocidos profesional y académicamente, es garantía de éxito.