Artículos, Educación

Duelo y respeto

La semana pasada empezó con esa noticia que nos dejó a todos estupefactos. Nos referimos a la muerte de la presidenta de la Diputación Provincial de León, Isabel Carrasco, abatida a tiros a pocos metros de su domicilio. Obviamente, provocó una enorme consternación en todo el país. Inmediatamente se sigue el protocolo para estos tistes casos. Como señal de duelo, las banderas ondearon a media asta, además de otras manifestaciones de condolencia expresadas corporativamente.
Cuando se atenta contra la vida de una persona, se está atentando contra todo un sistema. En este caso, se ha sesgado la vida de una representante del estamento público y que ejercía sus funciones en virtud de la potestad del voto de la ciudadanía, por lo tanto, desempeñaba su actividad perfectamente legitimada.
En otras ocasiones hemos comentado como nuestra clase política estaba pasando por un momento delicado, debido a esa desafectación que se ha producido con la población a la que tienen que servir y tal y como queda mes a mes de relieve en las encuestas del CIS.
En cuantas ocasiones hemos criticado la forma de actuar de algunos de sus dirigentes, lejos de la ejemplaridad que les tiene que caracterizar y en un contexto como el actual, donde por inercia, parece que todo político está bajo sospecha, debido a que maneja fondos públicos que, a pesar de lo que dijo cierta ministra, son de todos los ciudadanos que contribuyen vía impositiva al mantenimiento de ese sistema que posibilita el ejercicio de la práctica política. Y por eso de un tiempo a esta parte, como comentamos en otro artículo, están proliferando la implantación de Códigos Eticos que regulen ese comportamiento.
No vamos a entrar en las opiniones que se han vertido, sobretodo a través de las redes sociales, en torno a la persona de la desaparecida presidenta de la Corporación Provincial leonesa, algunas de ellas expresadas por otros políticos, que incluso fueron ya reprendidos y apartados de su actividad por parte de su propio partido. En esto, ha que respetar las cibermaneras y tener en consideración que también existe una etiqueta para moverse en las redes sociales y que hoy en día representa un canal de comunicación voraz.
Por eso, cuando acontece este tipo de noticias, sólo se pide respeto. No es necesario ningún otro adorno. No se miran las siglas de la formación política a la que pertenecía. Es una muestra de solidaridad, como así ocurrió con la suspensión de las actividades de la campaña electoral, al menos por parte de los grandes partidos. Hubo otros que no se han querido enterar.
En una sociedad donde las formas tienen una enorme importancia y donde se considera que cada hijo de vecino hace gala de una exquisita educación, por lo menos esa es siempre la premisa fundamental para una armónica convivencia, cuando acontecen este tipo de hechos, es cuando se pone de manifiesto el grado de madurez de esa sociedad y cómo todavía quedan atisbos de unos valores que han de caracterizar a la ciudadanía, al margen de que esos ciudadanos sean o no políticos o representantes del estamento público.

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Artículos, Casa Real

Como Dios manda

La frase “Como Dios manda” podemos aplicarla perfectamente al comentario de hoy. Y nos vamos a referir a la reciente toma de posesión de Isabel García Tejerina como nueva ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, sustituyendo a Miguel Arias Cañete, quien como saben es candidato del Partido Popular a las elecciones europeas y éste ha optado por pasar los bártulos a su segunda, una solución siempre eficaz, porque ya conoce la casa.
Y decimos lo de esa frase tan común en nuestro lenguaje cotidiano, porque tiene sentido en la ceremonia celebrada en el Palacio de la Zarzuela y en presencia de Sus Majestades los Reyes. Nos estamos refiriendo a los elementos que estaban en la mesita auxiliar ante la cual se sitúan quienes van a tomar posesión. Allí había un crucifijo, un ejemplar facsímil de la Constitución editado por las Cortes Generales en 1980, abierto por el artículo 62-e, así como una Biblia editada en Valencia en 1791, propiedad de Carlos IV, abierta por el Antiguo Testamento, Libro de los Números, capítulo 30, del voto de juramento, página 157.
Hacemos hincapié en lo del crucifico y la Biblia, porque si nuestra monarquía es católica, es normal que obre en consecuencia y haga uso de tales atributos.
En otra ocasión hemos comentado a propósito de esas modas o innovaciones que implantan algunos políticos en sus instituciones en cuanto a los símbolos que usan en estas ceremonias y donde en algunos lugares ya han desaparecido el crucifico y el ejemplar de las Sagradas Escrituras. Por lo general, mantienen, faltaría más, un tomo de nuestra Constitución y otro del Estatuto de Autonomía de aquella comunidad donde tenga lugar el acto. Después, a veces surgen otras improvisaciones extemporáneas, como aquel concejal nacionalista gallego que tomó posesión invocando, en el momento de pronunciar la frase solemne- recogida por cierto en el Real Decreto 707/1979 de 5 de abril- “y en memoria de Rosalía, Castelao y Bóveda”, todo ello, llevando entre sus manos el libro “Sempre en Galiza”, del segundo autor mencionado.
Las ceremonias protocolarias responden a unos usos, tradiciones y costumbres y por ello, no admiten improvisaciones, por muy atávicas que parezcan. Por supuesto que el ceremonial protocolario evoluciona con los tiempos, para adaptarse a su modernidad, pero siempre respetando aquellos principios que lo fundamentan.

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Artículos

La moda de los Códigos Éticos

Parece que se han puesto de moda. Ahora a nuestra clase política, como de repente, le entraron las prisas por regular su modus operandi en el ejercicio de sus funciones públicas y todas las instituciones está anunciando o aprobando sus respectivos Códigos Éticos.

Empezó el Gobierno central con la Ley de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno y donde ya se habla de principios éticos y de actuación, y se dice que “actuarán de buena fe y con la diligencia debida en el cumplimiento de sus obligaciones y fomentarán la calidad en la prestación de servicios públicos y mantendrán una conducta digna y tratarán a los ciudadanos con esmerada corrección”, dedicando un espacio a los regalos, precisando que “no aceptarán para sí regalos que superen los usos habituales, sociales o de cortesía, ni favores o servicios en condiciones ventajosas que puedan condicionar el desarrollo de sus funciones”. Y precisando que en el caso de obsequios con una mayor relevancia institucional se procederá a su incorporación al patrimonio del Estado.

Después, una Diputación Provincial, la de Ourense se convierte en la primera de España que acaba de aprobar un “código ético y de buena conducta para los cargos electos y el personal al servicio de la institución» con el propósito de de mejorar «la calidad democrática», frente a la «erosión de la confianza de la ciudadanía en la actividad política”. Y entre las medidas, prohibirá la mención de nombres de gestores públicos en la colocación de placas en obras. O sea, mejorar la gestión de los fondos públicos con total transparencia y evitar desmanes como por ejemplo con los regalos, sean estos de cortesía o de cohecho.

Y a continuación, ha sido la Xunta de Galicia la que se sube al carro y su presidente anunciaba a bombo y platillo su primer código ético que afecta a miembros del Ejecutivo, altos cargos, personal eventual y de confianza, afirmando que este código pretende asegurar un comportamiento ético ante «lagunas o zonas de libre interpretación» de las leyes. Y en lo que atañe a los detalles de cortesía, en caso de que superen los 90 euros, tendrán que devolverlas y si hay dudas sobre el valor, se remitirá a los servicios de inspección de la Xunta, que decidirán el destino del artículo, a una ONG o entidad similar. En cualquier caso, solo se aceptarán cuando sean obsequios oficiales, en actos públicos o de misión institucional.
De todas formas, ya hemos comentado en otra ocasión, que mal andan las cosas en el patio político, si para que estos representantes ejerzan sus funciones tienen que regular las mismas mediante códigos, cuando lo más fácil es actuar con decoro y honestidad y esto, no aparece en ningún texto. Es cuestión de la personalidad de cada uno que sepa obrar con ética.

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